Siempre habrá alguien dispuesto a tender la mano a quien dedicara un “hasta luego lucas” a Fernando Bañolas (su mentor), cuando éste abandonaba el salón de Plenos en 2019, tras una agitada sesión; o más recientemente le guiñara un ojo y “le tirara un beso” al líder del PP en otro Pleno convulso. Unas formas poco respetuosas para el ejercicio de quien hasta ahora ha sido la máxima Autoridad Municipal, y que ahora arrastra a la oposición a todo su grupo político, salvo que un inesperado “tamayazo” lo salve in extremis… Que todo puede suceder en este pueblo de tradición luchística, especialistas en toques por dentro, traspiés y pardeleras. Formas, en todo caso, que hay que desterrar de la política municipal.
La nueva etapa se presenta ilusionante al tiempo que compleja, debido a lo heterogéneo del futuro Grupo de Gobierno. Superar el listón político no será difícil, a poco que se lo propongan, pero es tal el número de problemas acumulados, deudas, y obras inacabadas, así como el caótico funcionamiento de determinados servicios públicos (ahora privatizados), que tendrán que arremangarse bien para resolverlos. Aunque aquí no valen disculpas, que a eso se supone que vienen, a trabajar. De haber sido D. Pedro un dirigente ejemplar y dechado de virtudes, nunca habrían tenido esta oportunidad que ahora se les brinda. Esperemos que sepan aprovecharla, por el bien de todos.
Quedan pendientes varias obras inacabadas en los barrios, supuestamente liquidadas, que habrá que terminar. Hay que revisar pliegos de condiciones y contratos de servicios públicos porque los incumplimientos están a la orden del día. Se han cometido muchas irregularidades que, cuando los ciudadanos acudían a reclamar por lo que se malgastaban sus impuestos, se les despachaba con el desprecio del silencio, teniendo en muchos casos que recurrir al Diputado del Común para, a través de este, obtener una respuesta poco respetuosa con lo solicitado . Una vergüenza de aptitud y de gestión. Esperemos que al menos ahora cambien las formas.
Queda pendiente tomar las riendas de un municipio adormecido, pero con un potencial enorme, desde Llanos de Parra a Montaña Alta. Algunos siguen actuando en la creencia de que Guía de Gran Canaria se reduce al entorno de las Casas Consistoriales, lo que llamamos la capital municipal, olvidándose con frecuencia de los barrios. Es un mantra que espero podamos quitarnos de encima en esta legislatura.
Se nos han ido los años en fiestas y postureo de falso abolengo, mientras las oportunidades pasaban de largo, al tiempo que mermaba la calidad de vida los vecinos. Es evidente que hay que cuidar las tradiciones, la historia y la cultura del pueblo, pero siguen engañándonos con voladores, fiestas y papagüevos, a falta de políticas serias. Respetar la aconfesionalidad que propugna el artículo 16 de la Constitución es otra de las asignaturas pendientes, que pareciera que hubiésemos regresado a la época de “misa, confesión y procesión”, cuando Franco y la Iglesia Católica se pusieron de acuerdo para poner la bota en el cuello a los pobres. Me abruma el aumento de meapilas de toda condición, especialmente los de “a Dios rogando y con el mazo dando”. Para el resto de creyentes mi más humilde y respetuoso silencio.
Se echa en falta un Plan Estratégico de Desarrollo Sostenible e Integral para el municipio. Llevamos años improvisando a salto de campaña electoral, de recursos captados al vuelo de la oportunidad política, sin previsión ni proyección. Se hace imprescindible un plan de desarrollo sostenible para el municipio, que disminuya debilidades y amenazas, al tiempo que aproveche las oportunidades y fortalezas. Se siguen desaprovechando muchas oportunidades. Se echa en falta un trabajo serio y concienzudo en todos los ámbitos.
Tenemos que repoblar el municipio, por poner sólo ejemplo de cientos. No es posible que en el sureste, de clima mucho más cálido, seco y ventoso, hayan conseguido recuperar el verdor de miles de metros cuadrados en todos los barrios, parques y paseos, mientras los nuestros languidecen feos y mustios, abrasados por el sol. Más árboles significa más sombra, y por consiguiente una considerable bajada de la temperatura, de los aires acondicionados y de la factura de la luz. Más árboles significa más vida, en general, así como frescor para paseantes, niños y ancianos. Significa recuperar la vida en la calle, especialmente la de niños y adolescentes, alejándoles por unas horas de tanto trasto electrónico y antisocial. Significa aportar belleza y vida al feo cemento de calles desiertas.
En Valsequillo, hace unos años, propusieron un Plan Estratégico Sostenible e Integral (PEDSI), en el que podríamos mirarnos. Por aquí les dejo el enlace de su página web, en la que podrán indagar las múltiples herramientas que se nos brinda cuando de trabajar en beneficio de la comunidad se trata: https://www.valsequillosostenible.com/ejes-estrategicos
Valsequillo precisamente es uno de los pocos ayuntamientos de Gran Canaria que ofrece bonificaciones al IBI (la contribución), por la instalación de placas fotovoltaicas para el autoconsumo, concretamente el 10%, aunque Tejeda eleva esta bonificación hasta el 50%. Y es que una cosa es predicar y otra dar trigo, si queremos fomentar el autoconsumo y la descarbonización.
Durante la dura tarea que les espera procuren escuchar a los críticos constructivos e ignorar a los aduladores genuflexos. Requerirá de mucha paciencia e inteligencia, pero merecerá la pena. Los primeros a veces tienen cosas que aportar, mientras que los segundos sólo consiguen endiosar a los mediocres.
Los reconocimientos o ascensos, si tienen que llegar, que te sorprendan siempre trabajando…
La mayoría de ciudadanos sólo aspiramos al bien común, a un trato respetuoso y la eficiencia en la gestión de los SERVICIOS PÚBLICOS. Sólo pedimos que, los abultados impuestos que pagamos merezcan la pena.
Todo lo expresado en la presente reflexión/mensaje, es válido para todos los municipios de Canarias. Presten siempre atención a los que no buscan, en sus propuestas, un beneficio personal.
Que los aires de cambio vengan a refrescar y no a contaminar.
Paco Vega