Tras conseguir alzarse con el Premio Goya al Mejor cortometraje documental 2024, Mabel Lozano llega con su galardonada ‘Ava’ el 12 de septiembre a las 18:00h en Las Palmas de Gran Canaria, donde tras la proyección del documental se abrirá un coloquio con el público.
La obra, que se podrá disfrutar en el Museo Elder, narra las vivencias de una niña colombiana que fue adoptada por María, una madrileña que la protegió y crio hasta que un día, a la edad de siete años, fue raptada por un proxeneta español: “En el documental María cuenta en primera persona cómo fue a por Ava a Colombia, como la trajo, como la cuidó y cómo nunca había pensado que ocurrió lo mismo que probablemente le habría ocurrido en Colombia, ser captada, explotada y pegada, entre otras muchas barbaridades”, resume Lozano.
El caso que ex pone este cortometraje es una de las caras más ocultas del proxenetismo. Ava es una de las tantas niñas con discapacidad intelectual que son captadas a través de las redes sociales para ser vendidas: “Cuando me encuentro con esta historia yo estaba escribiendo un libro y, a través de un colaborador llegó a mis oídos la historia de Ava, que fue captada por Facebook para ser explotada en un piso frente a la Catedral de Salamanca”, rememora Lozano el momento en el que Ava y María se cruzaron en su vida.
Pese a que a trabajos como Ava conciencian sobre la gravedad de este delito, Lozano reflexiona sobre el presente de la trata dentro de la esfera pública: “Creo que aunque existan destellos de esperanza como el tratamiento periodístico que poco a poco va mejorando, existe un problema de raíz que es la democratización de la pornografía. Los niños consumen pornografía desde que tienen 9 años y normalizan la violencia, la cultura de la violación ¿Qué es una manada? no es otra cosa que la ritualización del sexo grupal ¿Por qué un chaval de 12 años quiere salir a violar? porque es lo que ha aprendido viendo pornografía”, explica Lozano.
La directora y productora del documental lleva toda su carrera ahondando en “la esclavitud del siglo XXI, que tiene rostro de mujer y se llama prostitución”, tal y como dijo al recoger su segundo Premio Goya. Aunque lo natural sería que su persona hubiera adquirido ciertas habilidades para convivir con el dolor y las cosas terribles que escucha a su alrededor, Lozano confiesa: “Lo llevo mal, estoy contaminada y siento muchísima frustración que a veces duele hasta casi físicamente en el corazón”, se sincera.
Lozano lleva a sus espaldas varios títulos con los que visibiliza la vulneración de los derechos de la mujer, sobre todo de la trata. Aunque parezca que nada la pueda estremecer, la experiencia le ha demostrado que no es así: “No lo he contado antes, ayer fue el primer día de rodaje de una historia que titularé ‘Abril pero no es invierno’ y es la mayor salvajada que he escuchado en mi vida’, confiesa, “pensaba que había escuchado las historias más bestias, pero me equivoqué, la maldad humana no tiene límites y hay personas que no tienen empatía. Nadie puede pensar que un ser humano puede ir a un piso de prostitución y comprar a una niña menor con discapacidad y drogada. Es algo que pasa y no lo entiendo”, expone Lozano.
La frustración de Lozano se extiende a la esfera política donde hace pocos meses no se llevó adelante una reforma legislativa que condenaba todas las caras del proxenetismo. A pesar de que para Lozano esta reforma era: “insuficiente para las mujeres, pero importantísima para condenar a los malos, a los proxenetas, para que nadie pueda lucrarse de la prostitución de otra persona”. Además, reflexiona sobre los motivos por los que no se llegó a promulgar: Aunque se alardee mucho de leyes abolicionistas, la realidad luego es que esto es un negocio donde hay mucho dinero en juego y te enfrentas a que no te bote el 50% de la población que son los hombres”, reflexiona.
Aunque en Canarias no se convive de manera abierta con la prostitución como en diferentes zonas de la península, Lozano cree conveniente recordar que el 38% de los hombres reconocen haber delinquido contratando servicios sexuales alguna vez en su vida, una demanda que se extiende también de manera invisible. No obstante, la manchega alardea de instituciones y asociaciones como el Instituto Canario de la mujer o las Jornadas de Sensibilización contra la Explotación Sexual y Tráfico de Mujeres que ponen de manifiesto el delito y sus consecuencias a nivel autonómico.
La proyección está patrocinada por el Programa Daniela-Oblatas y la Concejalía de Igualdad y Diversidad del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, junto con la colaboración del Museo Elder de la Ciencia y Tecnología.