Esto es de vergüenza. Que se les cobre a los puesteros que mes a mes, se instalan en Jinámar un impuesto para que puedan establecer su actividad económica en el mercadillo y que hoy por hoy parece fuera de control. Hoy he observado con estupor como se ha colapsado el espacio habilitado para tal menester sin ningún tipo de control, ni municipal ni de salubridad.
Puesteros que han salido Dios sabe de dónde, se han instalado a sabiendas que el resto de los que, domingo a domingo, se dejan el sudor allí para alimentar a sus familias pagan sus impuestos, con la pasividad y la complicidad municipal para que, furtivamente, hagan su agosto en diciembre en detrimento de los que si pagan. Es una vergüenza que esto ocurra en estos días y que no se controle.
A esto le añadimos los manteros que se dedican a vender y revender artículos de segunda mano traídos Dios sabe de dónde, sin ningún tipo de control sanitario ni legal. Esto no es nada nuevo, ya que llevan meses haciéndolo contando con la pasividad del consistorio y sus gobernantes. A esto también hay que añadir que los oportunistas buscan llenar sus bolsillos a costa de falsificaciones bien enmascaradas.
Hoy me sentí muy defraudado con la gestión municipal sobre el mercadillo de Jinámar. Quizás deberían ceder la gestión a los vecinos y vecinas de Jinámar que trabajan para que esté mercadillo sea único.
Juan Medina, presidente de la AA VV La Solidaridad del Valle
