237 vecinos de las calles El Roque, Cervantes y Patricio Pérez Moreno, en Telde, han pedido amparo al Diputado del Común para poner fin a un problema que les impide dormir los fines de semana desde hace ya 9 años debido al volumen de la música de una discoteca y los ruidos y el vandalismo en la vía pública.
«No queremos que se cierre nada, solo queremos dormir», sentencia Benjamín García, un vecino de la calle El Roque, en Telde, que asegura que conciliar el sueño en esta zona del municipio solo es posible si se toman pastillas para ello. Y no es el único que se queja; otras 236 personas se han unido a él para intentar poner fin a lo que consideran «una verdadera pesadilla» debido a la música de una discoteca cercana y el vandalismo. El problema, dicen, se extiende también a las calles Cervantes y Patricio Pérez Moreno.
«Los fines de semana son un suplicio», afirma Francisco Viera, uno de los residentes de esta calle que resalta que además del ruido que no les deja dormir, las vías amanecen «llenas de vómitos, heces y botellas».
Aseguran que es habitual el vandalismo durante las horas que permanece abierto este local de ocio nocturno. A Francisca Santos le han «roto las cristaleras dos veces» y a Prudencio Rodríguez, la puerta de su casa, algo de lo que no se percató hasta que unos agentes policiales tocaron en su vivienda para avisarles de que la entrada estaba abierta.
Huidas
«No duermo, es imposible. Tengo la casa insonorizada y ni con esas», clama Elisa García. Está escandalizada con lo que ocurre los fines de semana en la calle en la que reside y afirma que en las ocasiones que se ha asomado a la ventana ha visto de todo, «desde gente gritando y peleando hasta escenas de sexo explícito».
Benjamín Suárez ha optado por abandonar su hogar «porque esta situación es incompatible con mi actividad profesional; no puedo ir a trabajar cada día sin haber podido dormir». Pero además de no poder residir en su casa, sufre los inconvenientes de perder, uno tras otro, a los inquilinos de un edificio que construyó en esa calle en un solar familiar. Siete personas han roto el acuerdo contractual por no soportar el ruido y las molestias, y los que quedan ahora mismo también se lo plantean.
Miles de veces más
Para apoyar sus quejas, los vecinos han encargado dos informes a entidades distintas que han medido el nivel del ruido. Uno de ellos, el más reciente, se realizó el 6 de mayo en un dormitorio de una vivienda de la calle Patricio Pérez Moreno, donde se hicieron mediciones en distintas franjas horarias, registrando 38 decibelios de 1.30 a 2.30 horas, 40 de 2.30 a 3.30 horas, 42, de 4.30 a 5.30 horas y 41, de 5.30 a 6.30 horas. El límite según la ordenanza municipal es de 30 decibelios en horario nocturno.
En este informe concreto, las conclusiones recogen que «la actividad no cumple con los índices acústicos y valores de inmisión medidos con base al Real Decreto 1367/2007, de 16 de diciembre, por el que se desarrolla la Ley 37/2003, de 17 de noviembre, del Ruido. Además, y dado el carácter logarítmico de los decibelios, el exceso de hasta 12 decibelios del nivel de ruido, supone un aumento de miles de veces la presión sonora máxima admisible, ocasionando una grave contaminación acústica a la vivienda, apreciándose claramente qué canción está sonando en cada momento, e impidiendo cualquier tipo de descanso durante el periodo nocturno».
Piden amparo
El hartazgo ha llegado hasta tal punto que han presentado estos días un escrito en la Diputación del Común trasladando que llevan ya «nueve años presentando escritos y quejas ante el Ayuntamiento de Telde» por los ruidos de esta discoteca que no deja descansar a estas 237 personas el descanso, y pidiendo el amparo del Defensor del Pueblo «para solventar de una vez por todas esta situación tan dolorosa».
La denuncia lleva adjunta una relación de los escritos enviados a la Concejalía de Urbanismo que, según los vecinos, nunca hizo nada al respecto. El último escrito presentado es de este verano y estaba dirigido al alcalde.
Entienden que debe encontrarse una fórmula que concilie el derecho al ocio y el derecho a dormir, algo que debe pasar por la exigencia de la insonorización del local y un mayor control policial en las calles para evitar el vandalismo y los botellones.
La Provincia-Dlp (Esther Medina)