Las aguas de la política municipal de Santa Lucía de Tirajana, en el Sureste grancanario, bajan en estos días más revueltas que un barranco desbordado por lluvias torrenciales. Tras la tumultuosa ruptura del pacto entre La Fortaleza-Coalición Canarias y Agrupación de Vecinos (AV), la prensa local informaba sobre las conversaciones establecidas entre Nueva Canarias y el alcalde Santiago Rodríguez (Fortaleza–CC), para tratar de configurar una nueva coalición de Gobierno. Con este propósito se reunían, en días pasados, el todavía primer edil del municipio y el secretario de Organización de NC, Carmelo Ramírez.
Según han manifestado desde el partido que lidera Román Rodríguez, el objetivo fundamental de estos encuentros sería constituir un «pacto de progreso»; aunque para que éste llegue a conformarse necesitarían el apoyo de al menos otro concejal, que tanto podría ser de AV, como del PSOE, la expulsada de Podemos Beatriz Mejías o un edil del Partido Popular.
Y es que, como rutinariamente ponen de manifiesto los políticos institucionales, las diferencias ideológicas que presuntamente los distancian se esfuman casi siempre, a la velocidad de la luz, cuando de lo que se trata es de sentar las posaderas en las bien remuneradas poltronas que les permiten a ellos, y a sus más estrechos correligionarios, vivir con la mayor de las holguras.
Pero aunque esta sea una práctica habitual, que debería hacer cuestionar a los votantes el propio sistema que les venden como «la democracia», lo cierto es que el affaire, o más bien el sainete de Santa Lucía, posee su particular idiosincracia. En este caso, el deseo combinado del actual alcalde de mantenerse en el machito, y de los dirigentes de Nueva Canarias de regresar a una institución que tras décadas de dominio, ejercido con mano de hierro, llegaron a considerar como su «propiedad privada», ha logrado realizar el milagro de sentar en una misma mesa, con el propósito de convertirse en socios de gobierno, a quienes hasta hace nada se relacionaban como dos bandas callejeras neoyorquinas, disputándose un mismo territorio del barrio.
«A LOS QUE HAN INTENTADO DERROCARNOS, AHORA HAY QUE DARLES POR CULO. PERO NO PÚBLICAMENTE»
Gracias a este sobrevenido «milagro», y siempre que otros invitados faciliten que el matrimonio de conveniencia llegue a celebrarse, Carmelo Ramírez podría guardar ya, en algún recóndito cajón de su despacho, aquella «listita» negra que, según explicó en su día al ex alcalde de Sta. Lucía, Silverio Matos, había que confeccionar para incluir en ella a «todos los que habían conspirado» para derrotarles en una contienda electoral, contra sus ahora posibles socios de La Fortaleza.
En un revelador audio filtrado hace unos años por alguna «garganta profunda», que retrata a la perfección su catadura moral y la naturaleza caciquil de la política desarrollada por NC en el Sureste grancanario, Ramírez se pronunciaba, de forma contundente, sobre la forma en la que debían actuar contra «estos cabrones» que pretendieron «derrocarlos», apoyando a un partido -La Fortaleza – cuyos promotores procedían del mismo entorno de Nueva Canarias.
«Hay que tener esa listita grabada y ahora, ¡a darles por culo! Pero no públicamente. Públicamente lo que hay que hacer es ignorarlos, no estar hablando de ellos»- explicaba Carmelo Ramírez a Matos, con el asentimiento de éste último.
Insistiendo en su determinación de usar el poder político de sus cargos para vengarse de quienes osaron cuestionar su papel de capo di tutti capi del Sureste grancanario, al tiempo que seguía ejerciendo como Padrino conseguidor para sus «leales», Ramírez apostillaba:
«Ahora hay que administrar el resultado electoral con generosidad… para la gente nuestra. -recomendaba en la conversación telefónica Carmelo Ramírez- Y los que han estado machacándonos tienen que tener el tratamiento adecuado. Sin que tiemble el pulso, porque si no pecaremos de gilipollas y la gente que nos apoya pensaría que da igual ver los toros desde la barrera».
«LO ÚNICO NEGATIVO ES QUE SALIÓ ELEGIDO ESE CABRÓN DE SANTIAGO, CUANDO TENÍA QUE SALIR ANTONIO ORDOÑEZ»
Congratulándose por el triunfo electoral que en aquel momento había alcanzado Nueva Canarias, Carmelo Ramírez solo manifestaba entonces un desagrado, provocado precisamente por el éxito parcial del actual alcalde de Sta. Lucía.
«El resultado: fenomental. El único punto negativo es que salió el cabrón este de Santiago, cuando tenía que salir Antonio Ordoñez», comentaba con un puntillo de desagrado.
Quién le iba a decir a Carmelo Ramírez, – ¡las vueltas que da la vida! -, que «el cabrón de Santiago» podría llegar a convertirse, si los planes de ambos llegan finalmente a buen puerto, en el nuevo socio de su partido, para un «Gobierno progresista».
Necesaria P.D.:
Recomendamos encarecidamente a nuestros lectores que no dejen de escuchar, en el audio adjunto, la conversación entre el ex alcalde Silverio Matos y Carmelo Ramírez, registrada en una grabación que se atribuye a la Guardia Civil, que investigaba a Matos por un presunto caso de corrupción posteriormente sobreseído. Tampoco tienen desperdicio las dos conversaciones posteriores, entre Francisco Santiago y Silverio Matos, y éste último con un vecino de su pueblo al que, como alcalde, le recomienda cómo debe infringir la normativa medioambiental para que él pueda hacer la «vista gorda». Se trata de tres lecciones magistrales para explicar a cualquier neófito en el tema, en qué consisten la práctica del caciquismo, el enchufismo y la concesión de «favores», como mecanismos para construir una clientela que garantice la permanencia en el poder. La práctica que ha caracterizado la vida política de nuestros municipios en las últimas décadas.
Fuente: Canarias-semanal.org
AUDIO: