Lo que está pasando estos días en las fiestas de Melenara es el resultado de la improvisación y falta de palabra del Gobierno de Héctor Suárez en el municipio de Telde.
A Suárez no le sale una derecha. Y estos días es fácil escuchar en la calle aquello de «quién mal empieza mal acaba». Desde el principio de su mandato, en el mes de junio los escándalos y la falta de tacto con la ciudadanía está siendo el día a día de las políticas del primer edil de Coalición Canaria.
El caso de los chiringos de Melenara es el claro ejemplo. Primero, Urbanismo, de la mano de su compañera Lidia Mejias, y de Festejos, que lleva Servando González, de Nueva Canarias, remitieron la negativa de instalarse en el lugar por medidas de seguridad y con una base técnica indiscutible y además aplaudida por parte de la población, que veían como el sistema de colocación de los mismos, de aquí para atrás, ha sido algo peligroso para la seguridad de los participantes de los eventos.
La decisión fue polémica, pero a nuestros representantes se les vota para que hagan las cosas bien y para que tomen decisiones, no para buscar votos o evitar situaciones no populares. Esa decisión había que asumirla, ya que es cuestión técnica y no política, y el que quiera entenderla que la entienda.
Luego llegó el pregón de las fiestas, con polémica de por medio, y como actor principal el propio alcalde. A pocas horas del pregón autorizó a los afectados a instalarse, situación que pilló con el pie cambiado a muchos, principalmente al concejal de Festejos, Servando González. Algunos piensan que ese «si» antes del pregón se dio para que nadie le «montará el pollo» durante su discurso y así salir con normalidad. Que para los asistentes que fueron y lo que duró, más vale haberlo suspendido.
Al día siguiente los propietarios de los chiringos vieron como esa palabra no se cumplió y cargaron duramente contra el alcalde, llegándose a concentrar este sábado en el lugar y en torno a la gala Drag Queen que tuvo lugar este sábado. Ante la presión mediática y los escándalos, Héctor Suárez «volvió a dar su palabra» que se podían instalar ese domingo, pero una vez más, cuando fueron a colocarse a primera hora, la policía les impidió hacerlo.
Palabra, vacilones o improvisaciones. Aquí no se sabe lo que sucede, y menos por la cabeza del alcalde, que un día dice si y otro no. Lo que está claro es que sus socios de Gobierno empiezan a cansarse, demasiado en poco tiempo. Solo hay que ver el apoyo que le está dando NC al PSOE en sus actos, de ejemplo el pregón de Alejandro Ramos este viernes en El Caracol, y la ausencia de los mismos en el pregón de Héctor Suárez. Detalles que el más ignorante en la política se da cuenta.
Nueva Canarias huye de todo lo que sea Coalición Canaria y acerca posiciones al resto de partidos, cosa que por el contrario está haciendo el equipo de Héctor Suárez, donde en la bancada de la oposición no tiene aliados.
A Suárez le quedan los días contados. Aunque de aquí allá le quedaran algunos escándalos más, quizás en las fiestas de barrios, con sus propios concejales o enfrentamientos con Nueva Canarias. Tiempo a tiempo.
Juan Carlos Ramírez Ruiz, colaborador de ONDA GUANCHE
