Algunos son de izquierdas en los congresos, reuniones de partido, mítines y sobre todo en campaña. Al día siguiente, en la práctica política, en el ejercicio del cargo, se vuelven transversales, centrados, poseídos de un sentido de «estadistas» y de gobernantes para todos, que espanta. Un algo así como: «y ahora modularé mis ideas y propuestas hasta que me las homologuen quienes me repudiaron y repudiarán siempre». Es la izquierdita del No pero sí, del Sí pero No, del somos la esencia pero pasamos por cualquier aro. Son esos que pasan de republicanos a hacerle la reverencia al rey. Son de esos que hoy dicen ser nacionalistas de patrias que no son España y a la vuelta ponen precio a su dignidad, a sus votos prestados, a su si quiero a la mafia. Unos y otros son esos que se presenta como cambio, pero sólo quieren mantener su statu quo personal o a lo máximo la vuelta de un Estado del Bienestar que ya era injusto e insuficiente cuando vivía entre nosotros y que para la mayoría social seguirá representando sólo un mal menor y no una democracia real y social. Son la izquierda que quiere gobernar para sustituir a la derecha, pero eso sí para gobernar casi como ella, porque reformar no es transformar y gestionar sólo es ser un fontanero de un sistema agotado, ya que la pobreza, el desempleo, la injusticia no entienden de gestionar sino de erradicar.
Es esa izquierda que aspira a vivir de su carrera política, que no hace ascos a ejercer sus cargos con privilegios heredados de las derechas gobernantes.Es esa izquierda que clama por más democracia y participación, pero que a nivel de partido o de gobiernos cuando toca, apartan al díscolo, repudian al que disiente e imitan a la derecha en falta de democracia real. El coherente pasa a ser un radical, gente que vive en el pasado, no como ellos que son modernidad.
Esa izquierda no es izquierda, ni siquiera zurda, es siniestra, porque sólo aspira a sustituir a la derecha cuando esta cansa, pero no a romper los cimientos sobre los que se asienta. Es la izquierda que no aspira al poder, al gobierno para construir otra realidad, sino para maquillarla, travestirla, disfrazar de otra cosa lo que para la derecha ya era de por si una máscara para mantener privilegios y privilegiados.
Es esa izquierda que no le importa dejar gobernar a la mafia manifiesta o regalar votos a cambio de fotos, de milongas vestiditas de interés que no es general porque será residual. Es la izquierdita porque no merece si quiera llamarse izquierda porque sólo aspiran a figurar mientras sus pretendidos «defendidos» siguen jodidos víctimas de la desigualdad, el malestar, la represión o la rapiña de la derecha que con su actitud vendida mantienen en el altar, en España, en Canarias y en el ámbito local.
A mi ya no me la dan más. Que su pan de hoy sea su hambre de mañana, porque llegar les llegará.Claro que les llegará.
José Carlos Martín Puig, sociólogo
1 comentario en ««La izquierdita y el necionalismo no me la dan más»»
Déjese usted de hablar y hablar, que lo único y principal que queremos saber, es ¡DE DONDE SALIÓ EL DINERO PARA CREAR NUEVA CANARIAS?, más conocido por estos lares como «NUEVOS CANALLAS», ahí es donde tiene que dirigir los tiros y nos retrotraeremos en la historia.